Mujer en Proceso de Aprendizaje

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22 feb 2011

En el verdadero éxito, la suerte no tiene nada que ver; la suerte es para los improvisados y aprovechados; y el éxito es el resultado obligado de la constancia, de la responsabilidad, del esfuerzo, de la organización y del equilibrio entre la razón y el corazón.

14 ene 2011

Lo ideal, sentido con profundidad y expresado con belleza: he ahí el arte.


Si el mundo fuese claro, el arte no existiría.

María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Caserón grande, con patios y gallinero, un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros y naranjos y una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa de «un inglés del ferrocarril» leía durante la siesta de los mayores Los Tres MosqueterosRobinson Crusoe y La Cabaña del Tío Tom. Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete años, escribió su primer libro: Otoño Imperdonable, libro de poemas que mereciera el segundo premio Municipal de Poesía. Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la legendaria revista El Hogar y en el suplemento literario de La Nación.
    En 1948, viajó a los Estados Unidos invitada por Juan Ramón Jiménez. En 1952 partió hacia Europa, radicándose en París durante cuatro años. Allí, con Leda Valladares, formó un dúo que se dedicó a difundir el folclore argentino, recibiendo premios y el aplauso del público. Es en esa época también que comienza a escribir versos para niños.
   Desde 1959 escribe guiones para TV, obras de teatro, canciones para niños. Las canciones de sus obras de teatro (Canciones para mirarDoña Disparate y Bambuco, etc.), la letra y la música de sus canciones son cantadas por millares de niños en la Argentina, generación tras generación, quienes participan del mundo de fantasía e ingenio que les propone María Elena Walsh.

Me gustas cuando callas

Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 
Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía; 
Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo. 
Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 
Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. 

Poema 6

Te recuerdo como eras en el último otoño. 
Eras la boina gris y el corazón en calma. 
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo 
Y las hojas caían en el agua de tu alma. 
Apegada a mis brazos como una enredadera. 
las hojas recogían tu voz lenta y en calma. 
Hoguera de estupor en que mi sed ardía. 
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma. 
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: 
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa 
hacia donde emigraban mis profundos anhelos 
y caían mis besos alegres como brasas. 
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. 
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! 
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. 
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.